Soy de los que opinan que una de las principales causas que producen la deficiente educación que reciben nuestros hijos, en este país, es exógena al propio sistema educativo, sea público o privado.
Dicha causa, a mi modo de ver, la produce la incapacidad de nuestros políticos actuales de consensuar en temas importantes, como es la educación.
Desde 1970 llevamos 7 Leyes de Educación, con alguna reforma más de menor rango. Salimos a 6 años de vigencia media de cada una de ellas, cuando hay estudios que indican que el desajuste y nuevo ajuste por los cambios normativos en el sistema educativo es de 4-6 años.
Dichas leyes han sido:
- Ley 14/1970, General de Educación y Financiamiento de la reforma Educativa (LGE)
- Ley 5/1980, de Estatuto de Centros Escolares (LOECE)
- Ley 8/1985, Reguladora del Derecho a la Educación (LODE)
- Ley 1/1990, Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE)
- Ley 9/1995 de la participación, la evaluación y el gobierno de los Centros Docentes (LOPEG)
- Ley 10/2002, de Calidad de la Educación (LOCE)
- Ley 2/2006, Orgánica de Educación (LOE)
Nuestro actual partido gobernante ya está inmerso en el cambio de la ley actual, a través del Anteproyecto de la Ley Orgánica para la Mejora de la calidad Educativa (LOMCE).
¿Alguién piensa que dará resultado, cuando el principal partido de la oposición ya ha dicho que, utilizando las mismas legítimas causas de derogación que ha empleado el Gobierno para no dar por buena la actual, será también derogada?
Sirva todo lo anterior a modo de explicación de la idiosincrasia legislativa de este país y vamos a la Formación para el Empleo, que es el objeto de este post.
La llamada, desde 2007, formación para el empleo se ha conocido tradicionalmente por formación ocupacional (desde los años 70 del pasado siglo) y, una parte de ella, formación continua entre 1990 y 2007, fruto de la ocurrencia de inventarse un subsistema con los llamados acuerdos tripartitos.
El RD 395/2007, que regula el subsistema de Formación para el Empleo, dentro de la normativa de desarrollo de la Ley 5/2002, Orgánica de las Cualificaciones y la Formación Profesional, establece la formación profesional como un todo, compuesto por dos subsistemas, el de la FP del Sistema Educativo y la FP para el Empleo. Dicho concepto integrador viene de lejos, pues ya se contemplaba en la LOGSE de 1990, encargándose los acuerdos tripartitos, anteriormente citados, de desbaratarlo.
Hasta la Ley 5/2002 nos parecía normal que la ocupacional/continua de entonces dependiera orgánica y funcionalmente de la Administración Laboral (central y/o autonómica). A partir de dicha ley ya no parece tan claro si se quiere avanzar en la integración de los subsistemas de la FP. En 2010, ocho años de vigencia de la ley, se mantenía el mismo status jerárquico y funcional.
Entonces se produjeron unos tímidos intentos de unir los dos subsistemas. Lo inició la Comunidad Autónoma de Madrid, siguiéndole otras.
En la Comunidad Valenciana hemos estado el último año dependiendo de la Administración Educativa (Conselleria de Educación, Formación y Empleo), incluso ubicando los dos subsistermas en la misma Dirección General de Formación y Cualificación Profesional.
A muchos nos parecía que se iban dando importantes pasos en la integración, una vez que, hoy en día, el Sistema Nacional de Cualificaciones a través de la Unidad de Competencia, piedra angular del sistema, permite capitalizar las enseñanzas de los módulos profesionales y formativos, poniendo igualmente en valor el reconocimiento de las competencias adquiridas por vías no formales de formación y la experiencia profesional.
Pues nuestro gozo en un pozo y como yo, con la edad, me estoy haciendo más refranero, ahí va otro: Poco dura la alegría en la casa del pobre.
Han empezado a reestructurar las consellerías (en Madrid y Valencia, al menos) y otra vez como estábamos. La FP del Sistema Educativo por un lado y la FP para el Empleo por otro.
En el caso de Valencia, además, incluso perdiendo rango administrativo, pues dependiendo de una Dirección General de Trabajo, Cooperativismo y Economía Social (materias afines donde las haya) han creado una Subdirección General de Formación para el Empleo.
Ya veremos en que termina la cosa. De momento, volviendo al título del post vamos “de oca a oca”. Esperemos que con más cambios y la crisis que no cesa no terminemos yendo “com cagalló per sequia”, que decimos por aquí.