RUTA SEDA 2013: Xi´an. LOS GUERREROS DE XIAN

El emperador Qin Shi Huang, ¿un ególatra?¿un dirigente de su tiempo? Pues vete a saber. No me atrevo a opinar.

Lo que si parece es que no es muy normal el hacerse acompañar al más allá con un ejercito (figuradamente) de más de 7000 guerreros de terracota en perfecta formación, en orden de batalla.

Este monumento, Patrimonio de la Humanidad desde 1987, fue descubierto casualmente en 1974 en el trazado de unas obras de abastecimiento de aguas, después de permanecer casi 2200 años enterrado, pues Qin Shi Huang, considerado el primer emperador de la China lo era hacia el 220 a.C.

Los guerreros de Xi´an, junto con la Gran Muralla y la Ciudad Prohibida, son los tres sitios clásicos imprescindibles a no perderse al visitar China. Si tuviera que volver a China y optar por uno de ellos repetiría, sin dudarlo, la visita a los guerreros.

La sensación que se experimenta al entrar en el gran pabellón central que alberga el mayor de los fosos es indefinible. Algo así como que esas figuras de terracota (centenares que están desenterradas en su formación original), huecas por el tipo de escultura, son reales, son soldados del pasado que te miran desde sus posiciones. Tienen un algo especial. No voy a meterme en jardines que tengan que ver con almas o auras, pues no creo mucho en esos conceptos, pero casi casi te acercas a ellos.

Algunos datos en plan resumen para dar idea del monumento:

• Están en una llanura a 3,5 km del mausoleo del emperador, que sigue sin ser excavado.
• Una gran parte de las zanjas que albergaban a los guerreros siguen también sin ser excavadas pues cuando salen a la luz se pierde, en seguida, la policromía de las figuras.
• El foso central se calcula que alberga a más de 6000 guerreros, todos ellos a tamaño natural (1,80 m.) y diferenciados unos de otros por rasgos étnicos, peinados, barbas y bigotes, edades, forma de las armaduras, etc.
• Además de los guerreros en formación hay caballos, carros, pertrechos, etc. Vamos, todo un ejército en orden de batalla dispuesto a acompañar al emperador a la eternidad y seguir guerreando, pues era bastante bravo. De hecho, incluso después de muerto siguió dando guerra, pues sus edecanes más cercanos lo pasearon durante 2 meses por media China en su carro, fingiendo que estaba vivo, hasta que controlaron las posibles revueltas que la noticia de su muerte podría producir. Un detalle muy chino, por cierto, de esta anécdota: el pestuzo del cadáver en descomposición era enmascarado con dos carros, delante y detrás, del que llevaba al emperador, que transportaban pescado, se supone que no muy fresco.
• En el museo complementario de los fosos se pueden ver dos carros de bronce, a escala 1:2, magníficamente decorados. Se supone que eran la representación de los que usaba el emperador en sus desplazamientos. Uno de día, descubierto, y otro cerrado para la noche y/o descansar. 

El enlace para acceder al reportaje fotográfico que acompaña a esta crónica es este.