EXPEDICIÓN DIRECTA DE LOS CERTIFICADOS DE PROFESIONALIDAD
- El RD 797/95, primera norma reguladora de los CdP y como la 2ª derogada con más pena que gloria, no establecía un otorgamiento directo (expedición) entre la formación recibida (a través de Plan FIP, ETCOTE, etc.) y los CdP. Más bien al contrario, establecía la superación de pruebas para poder acceder a los mismos, independientemente de proponérselo por vía formativa o de la experiencia laboral.
- El RD 1506/03, segunda norma reguladora de los CdP, derogada por el actual 34/08, seguía estableciendo la necesidad de superar determinadas pruebas para la obtención del CdP, pero para las acciones formativas anteriores (5 años previos a 2003) regulaba, mediante la Disposición Transitoria 1ª, una expedición directa, tras el pertinente y completo curso, eso sí debiéndose hacer constar en el documento que "conforme a la normativa vigente en su momento, no se realizaron las pruebas previstas en la norma".
- El RD 34/08, actual norma reguladora de los CdP, va más allá y elimina el "filtro" de las pruebas para aquellas personas que acceden a su obtención a través de la vía formativa, estableciendo los oportunos requisitos de profesorado, instalaciones, calidad, etc., a los centros registrados. Incorpora igualmente transitorias para la obtención a través de acciones formativas anteriores o procesos experimentales, sin hacer ya mención a que se indique que no se realizaron pruebas.
No es objeto de esta entrada explicar porqué las sucesivas normativas van "aligerando" la expedición de los CdP, eliminado procedimientos quizá demasiado garantistas en relación a la vía formativa. Se ha considerado así por el Consejo General de la FP y otros órganos consultivos, no pudiendo considerarse una decisión tomada a la ligera.
Después de este previo voy a pronunciarme sobre el comentario de SPYR-1. No creo que sea justo cargar las tintas de la posible poca calidad de la formación únicamente en el programa de ETCOTE. Si vamos a pensar en acciones formativas (cursos) desarrolladas sin las debidas garantías de calidad, en lo que respecta a requisitos de alumnos, docente(s), equipamientos, programa, evaluaciones, etc., no puedo menos que decir (perdón por la pretenciosa referencia bíblica) que "quién esté libre de pecado, que arroje la primera piedra".
Todos deberíamos hacer autocrítica. Administraciones, sindicatos, patronales, entes locales, academias, programas formación-empleo, institutos, etc. En todos estos agentes formativos se pueden haber impartido cursos inadecuados, inútiles, de poca calidad, etc., y, con toda seguridad, cursos buenos, adecuados a las expectativas de los alumnos y necesidades del mundo laboral.
Me atrevo a decir que no creo que en la categoría de cursos más largos, todos ellos de FP Ocupacional, amparados la mayoría por un RD de establecimiento de un CdP, se encuentre la mayoría de la posible mala calidad de la formación. Buenos son los alumnos actuales para aguantar más de 500 horas, en régimen de 5-6 horas al día, si no perciben que el docente, el centro y el curso les sirve para algo. Es en otras categorías de cursos que, durante muchos años, han gozado de continuas flexibilidades tripartitas donde, a mi juicio, se debería mirar. Aunque tampoco hace mucha falta y no hay que preocuparse por la desnaturalización de los CdP, pues esas acciones formativas (independientemente de que muchas de ellas han servido para los alumnnos y/o las empresas) dificilmente se van a poder acoger al supuesto de las transitorias del RD 34/08.
Termino diciendo que la credibilidad que en el mundo laboral lleguen a tener los CdP la tenemos que conseguir los que con ellos actuamos, a través, sin ánimo de pontificar, de los siguientes criterios:
- Alto control y liderazgo de la Administración competente, no sólo de los aspectos puramente económicos de la subvención que se otorga.
- Entidades implicadas en la impartición de los cursos conscientes de su importante función y centradas en el logro, la adquisición de las competencias de los alumnos, la aportación de los medios físicos exigidos, etc., aparte de los factores más puramente de negocio.
- Docentes que se sientan reconocidos en su labor, correctamente retribuidos, con la adecuada estabilidad laboral, que se exijan y se les exija una docencia y una evaluación ajustada al CdP que corresponda.
- Administraciones, entidades y técnicos que participen en los procedimientos de evaluación y reconocimiento de las competencias adquiridas por la experiencia laboral o vías no formales de formación que establezcan convocatorias y trabajen profesionalmente en los distintos procedimientos.
- Campañas publicitarias y buenos mecanismos de información y orientación en los servicios públicos de empleo, organizaciones empresariales y sindicales, cámaras de comercio, institutos, etc., para el conocimiento, por parte de los trabajadores de las ventajas de poseer una cualificación reconocida a través de los CdP, incluso de la capitalización del esfuerzo de conseguirlos al poder, mediante ellos, acceder a títulos de la FP del Sistema Educativo.
Amigo SPYR-1, te dedico esta entrada que, por tamaño, no entra en la respuesta a tu comentario. Si lees esto te invito a seguir comentando el tema a través del correo electrónico o aquí mismo, como quieras. Para el resto de lectores, lo mismo.
Comentarios
Punto 1) En primer lugar, me preocupa, no tanto el “nivel” de una determinada modalidad de formación ocupacional frente al de otra, como la mera existencia de una gran heterogeneidad aún dentro de un mismo programa. Este es el mayor problema: cada proyecto es completamente diferente. Supongamos lo más parecido: dos Talleres de Empleo en una misma provincia, con la misma especialidad impartida por el mismo monitor; al finalizar ambos proyectos, los dos grupos de alumnos no habrán recibido la misma formación –no habrán adquirido las mismas competencias- ni de lejos (variables como la obra, la entidad promotora –los medios que pone a su disposición-, la preselección de los participantes, el equipo de compañeros que tenga el docente, etc. son determinantes, según mi propia experiencia).
Si los Certificados de Profesionalidad nacen, entre otras cosas, con el fin de homogeneizar, aunque sea por lo bajo –tiene que ser así-, los perfiles de cada oficio (para asegurar la competencia de cualquier profesional independientemente de la vía por la que la adquirió), es absurdo expedir títulos automáticamente a alumnos tan distintos sin pasar algún tipo de prueba común. Es más que absurdo: es autodestructivo.
Punto 2) En segundo lugar, lo que mi comentario trataba de expresar es que el valor de un título viene dado por la dificultad en su consecución y, por tanto, depende de la “reputación” de quienes lo logren (independientemente de que este prestigio esté justificado: el Golpejas F.C. puede llegar a ganar la Copa de Europa merecidamente, pero para la competición siempre es mejor que la consiga el Real Madrid aunque no la merezca). Puede ser esto triste o no, pero es la realidad.
Tanto el primer razonamiento, que se centraría sobre el contenido , como este segundo, más bien formal, debieran haber bastado para que alguien se lo hubiese pensado dos veces antes de lanzarse a la expedición directa de CdP, sin entrar en otros cuestiones espinosas (más que nada porque estoy excediendo el espacio razonable para un comentario).
Creo que la cuestión es trascendente. Seguimos otro día si te parece.
Gracias