TRES DERROTAS PREVIAS QUE LLEVAN AL DESASTRE DE ARAUSIO

 Serie «De Mario a Octavio: 80 años decisivos, 007».

Cimbrios desplazándose desde el norte de Europa


El primer contacto de los romanos con los cimbrios (que emigraban desde el norte de Europa) se produjo al noreste de Italia, por tierras de las actuales Austria y Eslovenia.

En dicho territorio vivían los tauriscos, aliados de Roma, a la cual avisaron de la llegada de este pueblo bárbaro. En 112 a. C., el cónsul Cneo Papirio Carbón acudió, con dos legiones, produciéndose la derrota romana de la batalla de Noreya.

Batalla de Noreya


Papirio parlamentó con los líderes cimbrios, pactando su salida del territorio, pero decidió engañarlos y traicionarlos apostando sus legiones, para una emboscada, en una zona boscosa. Los cimbrios, excelentes guerreros y en mayor número, destrozaron a las legiones, pudiendo escapar Papirio, hacia Roma, con los supervivientes, gracias a la oscuridad de la noche.

Tras varios años fuera del foco de atención de los romanos, los cimbrios aparecieron bajando por el Ródano, en 112 a. C. Les salió al encuentro el cónsul Marco Junio Silano, siendo derrotado en una batalla de la que se desconocen sus características y ubicación, aunque si el que Silano fue enjuiciado por el Senado y absuelto de responsabilidad en lo sucedido.

Guerreros cimbrios


En 107 a. C. la elección de cónsules resultó con Cayo Mario, que se las arregló para poder liderar la guerra contra Yugurta en Numidia, y Lucio Casio Longino, que recibió el encargo de meter en cintura a los cimbrios, teutones y otras tribus bárbaras que estaban moviéndose por las Galias.

Poblado cimbrio


Casio tuvo un comienzo de la campaña victorioso, al capturar una gran parte de los carromatos de los bárbaros cerca de Tolosa, la actual Toulouse. Envalentonado con esta primera victoria, Casio persiguió a los guerreros hacia el oeste, durante dos semanas, hasta las cercanías de la actual Burdeos, produciéndose su derrota en la batalla de Burdigala.

Los bárbaros, liderados por Divicón, se hicieron fuertes en Burdigala y Casio estableció su «castrum» no muy lejos. En un exceso de confianza, creyéndose vencedor, avanzó con el grueso del ejército, sin desplegar ojeadores laterales y cayó en una emboscada, sin poder repeler el ataque con una formación defensiva.

Batalla de Burdigala


Casio resultó muerto en combate junto a su legado Lucio Calpurnio Pisón.

Tras la retirada de los supervivientes al campamento, el legado Cayo Popilio Lenas, para evitar la tortura y masacre total, tuvo que negociar una rendición humillante, con entrega de rehenes, pérdida de las posesiones de los legionarios y, lo peor, pasar bajo el yugo, como ya ocurrió, siglos antes, a otro ejército romano, en la batalla de las Horcas Caudinas, en 321 a.C.

Legionarios humillados en Burdigala


Tras estas tres derrotas de los romanos, faltaba la cuarta, el 105 a. C. en la batalla de Arausio. Pero esa historia será objeto de otra narración.

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