CAMINO DE SANTIAGO 2010: De Astorga a Villafranca del Bierzo
Primeros de enero. Ha supuesto, en esta ocasión, 77 kilómetros duros por la orografía, la nieve, la lluvia, el frío, la niebla y el viento. Tuve de todo.
Pero como dicen que "sarna con gusto no pica", la verdad es que he disfrutado más que "un gorrino en un charco".
La idea era entrar ya en Galicia y si no llegaba a Santiago quedarme por Sarria más o menos. No pudo ser. Galicia queda ahí, esperando para otra ocasión.
En Villafranca del Bierzo se puso la cosa climatológica francamente mal, con pronósticos de ir a peor, en sucesivos días, y no era plan hacerse el Cebreiro y el Alto do Poio, incluso Tricastela y Sarria en medio de un temporal de nieve. Se imponía una prudente retirada a tiempo.
Para el recuerdo quedan momentos / situaciones en el Camino a continuación expuestos:
- La llegada a Astorga, ya anochecido, en medio de una borrasca, viendo a la salida de la estación de autobuses una espléndida vista en espectral contraluz, difuso por la llovizna de aguanieve, de la catedral iluminada. El palacio de Gaudí tampoco estaba mal, pero no consigo quitarme de encima la impresión, siempre que lo veo, que es una especie de "Exin Castillos" a lo bestia, de tamaño natural.
- La salida de Astorga, con una lluvia aparente que me acompañó toda la etapa, portando mi nuevo y flamante impermeable "supramochilero" y excelente que, con los pantalones de agua, me hizo caminar toda la etapa de maravilla.
- El paso, sin ver un alma, por Castrillo de los Polvazares apreciando, con calma, la belleza de pueblo que es.
- La soledad del camino en todas las etapas. Escasamente he visto 8 peregrinos en todo el trayecto. Para mí un aliciente (bueno, hubo momentos que no) pues el Camino, especialmente a partir de León se masifica bastante en otras épocas del año, sin que sean de pleno verano.
- Los últimos kilómetros, antes de llegar a Rabanal del Camino, pisando ya de continuo nieve incluso en la carretera pues el camino, cercano, estaba intransitable. La intriga de saber que aún quedaba más subida, al día siguiente, y que de nieve, al parecer me iba a hartar.
- La entrada a Foncebadón empleando a fondo los bastones en la nieve helada y el humo de una chimenea en la única casa que parecía habitada. Era un albergue privado con dos parejas jóvenes, acompañados de una niña y una señora mayor. Café con leche y 10 minutos de internet pues estaban conectados. Un rato muy agradable.
- La Cruz de Hierro solitaria ella entre la niebla y la nieve. Cumplí el rito de arrojar la piedra sin demorar mucho con la ceremonia que no estaba la mañana para muchas alegrías. Soplaba una "ligera ventisca" que arremolinaba la nieve del suelo formando arabescos nada tranquilizadores.
- Un rato de charla con "Tomás el Templario", singular personaje del Camino, en su encomienda de Manjarín. Estaba cortando leña, con mucho ahínco, en medio de la heladora niebla, luciendo una camiseta de manga corta, adornada con una cruz templaria en el pecho casi más grande que la prenda . Un sabroso comentario por su parte: "Que la madera calentaba 4 veces. Al cortarla en el monte, al transportarla a casa, al trocearla en la leñera y una vez dentro de la estufa o chimenea". No está nada mal el aforismo.
- Los fantásticos paisajes, una vez te encuentras por debajo de las nubes, que se disfrutan en las duras bajadas entre El Acebo y Molinaseca. Son los Montes de León por el otro lado. Son Camino en estado puro.
- Otro rato de charla, en este caso caminera, con un paisano de Campo, que me aligeró bastante los últimos kilómetros previos a Ponferrada. Mira que se agradece, al final de una etapa, el poder caminar con alguien que distraiga, con la conversación, tu atención de los castigados pies.
- La salida de Ponferrada otra vez con niebla que impedía ver las lejanas alturas y con el suelo cada vez más embarrado, especialmente a partir de Camponaraya, que me hizo optar por el arcén de la antigua N-6. Lo que en otra época hubiera sido un suplicio de ruido, humos, etc., no resultó nada malo pues ahora, con la autopista, por esa carretera no pasa ni el viento. Cómodo de caminar y casi más corto.
- La comida en Cacabelos a base de ensalada y pulpo a feira, con un vino de la tierra. Momento 10 de este viaje. Sin dejar de lado mi amada cecina de León que, por supuesto, no hubo día que dejara de catarla. Eso sí, el archifamoso cocido maragato y el botillo, manjares significados de estas tierras, se quedaron para mejor ocasión. Demasiada potencia ya para este peregrino cincuentón.
- El callejear por Villafranca del Bierzo apreciando lo bonito pueblo que es, pese a lo empinado de casi todas sus calles. Muchos monumentos que ver aparte de la conocida iglesia románica de Santiago con su famoso pórtico.
Lo dicho al principio. Duro pero ha merecido la pena. Me ha sabido a poco. Una lástima que el mal tiempo me obligara a terminar antes de lo previsto. No pasa nada. El Camino sigue ahí, el tiempo que haga falta esperándome, al igual que al resto de peregrinos que están enganchados de esta buena experiencia que es la ruta jacobea.
Comentarios
Las fotos preciosas.
Un gran abrazo de tu amigo lusitano
Impresionante aventura. El camino en estas condiciones debe ser algo muy especial. Me alegro de que haya ido bien aunque haya tenido que acortarse.¡Que envidia!
Un abrazo.
Paco
Me alegra ver y leer tu “Camino”. Creo, sin duda, que debe haber sido una experiencia muy personal y muy especial. Tus comentarios así lo parecen y tus fotos “lo cuentan” sin rodeos.
Me alegra que, a pesar de las dificultades, hayas disfrutado “como un cochino en un charco”. Ya sabes que ellas también forman parte de la experiencia. Por otra parte, como tú bien dices “el camino sigue ahí, el tiempo que haga falta esperándote”. Los buenos montañeros no son los que disfrutan solo de la cima sino los que saborean cada parte de la ascensión.
Ánimo amigo, espero que me cuentes tus vivencias jacobeas acompañados de un buen café
Pere: Lo tuyo son las montañas y, producto de mis indagaciones, un "plat d’arrós amb bledes". Te puedo asgurar que la Cruz de Hierro solitaria, nevada y brumosa fue una experiencia apañada del todo. Un abrazo y a ver qué sábado te apuntas en mi grupo senderista.
Un saludo!
SZaludos.
Hasta hoy no había podido entrar en tu blog, pero siempre me quedo maravillada de tus experiencias, de las fotos y de tus comentarios. Tienes para escribir un libro!!
Un abrazo.
María José