SAN PEDRO DEL PINATAR: Vacaciones de lodo y sal
Una semana de vacaciones fuera de temporada. Para mi, con perdón de quienes no pueden por obligaciones varias, la mejor manera de coger vacaciones.
Se viaja sin agobios de tráfico, los hoteles no están llenos (lamentablemente la crisis también lo provoca), museos y otros recursos culturales se disfrutan mejor, etc.
El asunto principal ha ido de "tomar las aguas", como diría cualquier marquesa de principios del XX por la cosa de los balnearios, aunque en esta ocasión mejor sería decir "tomar las sales" pues en vez de ser aguas termales eran aguas salinas.
Thalassoterapia se llama la actividad de este tipo de balnearios, consistiendo en la "utilización simultánea, bajo supervisión médica, y con un objetivo curativo o de prevención, de los elementos del universo marino: clima, agua de mar, lodos marinos, algas y otras substancias extraídas del mar".
Para ello nada mejor que la instalación existente en San Pedro del Pinatar (Murcia) que aprovecha los limos marinos similares a los famosos lodos del Mar Menor, conocidos por sus propiedades terapéuticas desde los romanos.
Vamos que, simplificando, untarse de barro, lo mismo que podría haber hecho por esas tierras Escipión de camino a Cartagena pero en plan moderno: arquitectura funcional, mobiliario y decoración todo muy zen, instalaciones pensadas para el placer corporal, música de fondo con muchos trinos de pajaritos, masajistas competentes y encantadores, etc.
Lo significativo de la semana se resume en las siguientes notas:
- Paseos varios por San Pedro del Pinatar. El pueblo en sí no tiene el más mínimo atractivo pero sus alrededores son otra cosa. Un entorno natural magnífico. Humedales con flamencos, salinas, playas con dunas, muelles para pasear muy cuidados, etc. Todo ello girando alrededor del Parque Regional Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar. Especialmente recomendable el Sendero de las Encañizadas, PR-MU-65, combinado con un tramo del GR-92, el sendero de Gran Recorrido que recorre todo el Mediterráneo español. Unos 15-16 km en los cuales, aparte de casi tocar la punta norte de La Manga se puede ver con claridad las encañizadas utilizadas para la pesca del mújol.
- Paseo por La Manga del Mar Menor y por Cabo de Palos. Una barbaridad lo que se ha construido en los últimos años. La presión urbanística es terrible. Menos mal que ha acabado, de momento, el boom del ladrillo, pues casi casi han metido "pitufilandias" (adosados) tocando el faro de Cabo de Palos.
- Caldero murciano. Contundente especialidad gastronómica de la zona. Es un guiso de arroz con pescado muy potente. No hizo falta ir muy lejos a comerlo pues el restaurante del balneario marino lo ofrece los miércoles como especialidad del día. Rico, rico.
- Cartagena, Portman. Destinos típicos cuando se recorre la zona. A destacar el espléndido teatro romano de Cartagena, descubierto recientemente. Con respecto a la bahía de Portman sólo decir que semejante crimen ecológico debería ser más conocido para evitar repeticiones. Hace más de 30 años que quedé espeluznado cuando contemplé tan hermosa bahía en otros tiempos. No ha mejorado mucho todavía, aunque están en ello.
- Masajes y piscinas marinas. Una gozada. Un masaje de cuerpo entero, con embadurnamiento previo de barros salinos, bajo las aguas calientes no está nada mal. Las piscinas salinas calentitas tampoco. Salvo que al principio pican un poco los ojos son de lo más agradable. Para relajarse son únicas pues, dada la concentración de sales del agua, se flota mucho y se hace el muerto muy bien.
- Murcia. Muy agradable todo el centro de la ciudad sin tráfico rodado, peatonalizado. Ya podía aprender aquí el ayuntamiento de Valencia. Por supuesto no podía faltar una visita a la catedral de Murcia y su espectacular fachada barroca.
Comentarios
Habrá que ir alguna vez.
Gracias por hacérmelo conocer.
Un abrazo